Viajar desde Madrid en tren es una de las formas más cómodas, sostenibles y enriquecedoras de explorar los alrededores de la capital. Gracias a su excelente red ferroviaria, en menos de una hora puedes pasar de las calles bulliciosas de la Gran Vía a paisajes medievales, montañas cubiertas de pinos o bodegas centenarias. Estas escapadas de un día ofrecen una oportunidad única para comprender la diversidad cultural y natural de la Comunidad de Madrid y sus provincias vecinas.
En esta guía te proponemos una selección de destinos ideales para una excursión en tren desde Madrid, combinando patrimonio, gastronomía y autenticidad local.
H2: Toledo, la ciudad de las tres culturas
A solo 33 minutos en tren desde la estación de Atocha, Toledo es una joya monumental que concentra siglos de historia en sus murallas. Antiguamente capital del reino, su mezcla de influencias cristianas, judías y musulmanas se refleja en cada rincón.
Qué ver: la Catedral Primada, el Monasterio de San Juan de los Reyes, la Sinagoga del Tránsito y el Alcázar. Pasear por sus calles empedradas es un viaje al pasado.
Qué probar: el mazapán artesano y la perdiz estofada son imprescindibles.
Consejo de viajero: sube al mirador del Valle para disfrutar de una de las vistas más bellas de España.
Tiempo de viaje: 33 minutos desde Madrid-Atocha (AVE).
Ideal para: amantes de la historia y la fotografía.
H2: Segovia, acueducto y cocina castellana
El AVE a Segovia-Guiomar tarda apenas 30 minutos en conectar Madrid con una de las ciudades más emblemáticas de Castilla y León. Su famoso acueducto romano da la bienvenida a una urbe donde el patrimonio y la gastronomía se fusionan con encanto.
Qué ver: el Acueducto, el Alcázar, la Catedral gótica y las callejuelas del casco antiguo.
Qué probar: el cochinillo asado en horno de leña, acompañado de vino de la Ribera del Duero.
Consejo de viajero: desde la estación, puedes tomar un autobús urbano que en 15 minutos te deja en el centro histórico.
Tiempo de viaje: 28 minutos desde Madrid-Chamartín.
Ideal para: quienes buscan una escapada gastronómica con historia.
H2: Ávila, murallas que guardan siglos de historia
Patrimonio Mundial desde 1985, Ávila conserva intacta su imponente muralla medieval. Viajar hasta allí es como entrar en un libro de caballerías.
Qué ver: la muralla, la Catedral del Salvador, la Basílica de San Vicente y los conventos ligados a Santa Teresa.
Qué probar: las yemas de Santa Teresa y el chuletón de Ávila son clásicos que no defraudan.
Consejo de viajero: recorre el adarve de la muralla al atardecer para obtener vistas espectaculares.
Tiempo de viaje: 1 hora y 40 minutos desde Madrid-Príncipe Pío.
Ideal para: apasionados del arte sacro y la historia medieval.
H2: Aranjuez, jardines reales a orillas del Tajo
Declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, Aranjuez combina naturaleza y arte. Fue residencia estival de los monarcas españoles y conserva el esplendor de aquella época.
Qué ver: el Palacio Real, los Jardines del Príncipe y de la Isla, y el Museo de Falúas Reales.
Qué probar: fresas y espárragos de temporada, productos con Denominación de Origen.
Consejo de viajero: en primavera puedes subir al Tren de la Fresa, un recorrido turístico que une Madrid con Aranjuez con locomotora histórica.
Tiempo de viaje: 45 minutos desde Atocha Cercanías.
Ideal para: familias y amantes del paisaje.
H2: El Escorial, arte y montaña a un paso de la capital
En las laderas de la Sierra de Guadarrama se alza San Lorenzo de El Escorial, una de las obras más monumentales del Renacimiento español.
Qué ver: el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el Real Sitio y la Casita del Príncipe.
Qué probar: platos de caza, guisos de temporada y dulces conventuales.
Consejo de viajero: combina la visita cultural con una caminata por el entorno natural del Monte Abantos.
Tiempo de viaje: 1 hora desde Madrid-Príncipe Pío.
Ideal para: excursionistas y amantes del arte.
H2: Alcalá de Henares, cuna de Cervantes y ciudad universitaria
A tan solo 35 minutos en tren de cercanías, Alcalá de Henares ofrece una escapada literaria y animada. Su casco histórico es Patrimonio Mundial y conserva el espíritu universitario que la hizo famosa desde el siglo XVI.
Qué ver: la Universidad Cisneriana, el Museo Casa Natal de Cervantes y la Calle Mayor, una de las más antiguas de España.
Qué probar: las tapas del centro y las rosquillas de Alcalá.
Consejo de viajero: si viajas en otoño, no te pierdas la Semana Cervantina con su mercado medieval.
Tiempo de viaje: 35 minutos desde Atocha Cercanías.
Ideal para: amantes de la literatura y la historia española.
H2: Chinchón, un pueblo con sabor y encanto rural
El tren no llega directamente a Chinchón, pero puedes combinar Cercanías hasta Aranjuez con un autobús de 25 minutos. El esfuerzo vale la pena: este pueblo madrileño es uno de los más pintorescos de España.
Qué ver: la Plaza Mayor porticada, la Torre del Reloj, el Castillo y las bodegas subterráneas.
Qué probar: anís de Chinchón, ajos y cordero al horno.
Consejo de viajero: si visitas en Semana Santa, disfruta de la representación viviente de la Pasión, declarada de Interés Turístico Nacional.
Ideal para: quienes buscan una escapada rural sin alejarse de Madrid.
H2: Consejos prácticos para tus escapadas en tren
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Compra tus billetes con antelación si viajas en AVE o Media Distancia; los precios suelen ser más económicos.
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Consulta los horarios de Renfe Cercanías para excursiones más cortas.
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Aprovecha los abonos gratuitos de Media Distancia y Cercanías si haces varias escapadas al mes.
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Evita las horas punta (8:00–9:30 y 17:30–19:30) para un viaje más tranquilo.
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Lleva calzado cómodo y una botella reutilizable: muchos destinos invitan a caminar y descubrir.
H2: Una manera sostenible de viajar
El tren es la opción más responsable para descubrir los alrededores de Madrid. Reduce emisiones, evita el tráfico y permite disfrutar del paisaje sin estrés. Además, muchas estaciones se encuentran en el corazón de las ciudades, facilitando la visita sin necesidad de coche.
Estas escapadas son la combinación perfecta entre cultura, naturaleza y comodidad. Un recordatorio de que Madrid no termina en la M-30, sino que se expande en una constelación de pueblos, historias y sabores a los que solo un billete de tren te separa.